Aymeline sufre una ambliopía grave, diagnosticada cuando tenía tres años, y no puede ser operada. Lo veía todo plano y corría el riesgo de perder el uso de uno de sus ojos. Un oftalmólogo salvó los dos ojos de nuestra hija enseñándole a usarlos por separado, pero se suponía que nunca vería en relieve. Tenía un campo de visión más amplio que el nuestro (yuxtapuesto más que superpuesto), le gustaba burlarse de nosotros, diciéndonos que podía ver sus dedos a la altura de sus orejas.
Encontramos ZV2 en febrero de 2016 y decidimos ayudar a nuestros hijos a crecer bien usándolo.
Después de 3 meses de uso, Aymeline se sorprendió al ver que los ojos de su madre se "levantaban" ante sus palabras. Eso era mucho para una niña que antes sólo veía con un ojo a la vez.
Con sentimientos compatidos entre alegría y preocupación volvimos a ver al oftalmólogo que la seguía. Su campo de visión se había reducido, ya no podía ver sus dedos a la altura de sus oídos.
Después de una relectura completa de su expediente y de nuevos exámenes, el oftalmólogo se vio obligado a constatar, sin dar explicaciones, que Aymeline estaba desarrollando una visión biocular con nociones de perspectiva.
Desde entonces, empezó ha hacer patinaje, se orienta entre la multitud y en grandes espacios desconocidos (se perdió en su escuela en enero...). Y no contenta con explorar el mundo, este verano exploró los océanos realizando su primera inmersión en mar abierto.
En definitiva, descubre la vida.
Gracias ZV2 y gracias Michel.
Región PACA
marzo 2020
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